Desde mi infancia he vivido muchas situaciones de frustración. Lo peor, entre otras muchas cosas, fue el recuerdo de mi padre negándose a darme un beso hasta que no trajera buenas notas del colegio. Sólo recuerdo dos besos de mi padre: cuando hice la primera comunión y cuando me casé. Mi juventud fue otro desastre, con diversas humillaciones, y mi matrimonio el colmo del dolor. Recibí ayuda profesional de un especialista con notable humanidad y obtuve la confianza en mí misma necesaria para poner fin a tan desgraciado matrimonio y reorganizar mi vida,

Aunque les decía a mis padres que yo solamente «hacía lo que me mandaba mi cerebro», nadie me entendía hasta que una excelente profesora que tuve recomendó a mi madre que consultara a determinado Psicólogo. Me ayudaron durante dos años. Aprendí a regular mis impulsos y, además, mi vida ha quedado un poco reflejada en un libro. Solo puedo estar agradecido.

Después de medicar con estimulantes a mi hijo Pablo, a requerimiento de sus profesores y recomendado por el Psiquiatra de la Unidad de Salud Mental, los resultados no eran muy satisfactorios. Cuando acudí a un gabinete de psicología de prestigio, recibí orientaciones para mí y para sus profesores; durante dos años Pablo acudió dos veces por semana para aprender a regularse y hoy, con la comprensión de sus profesores progresa adecuadamente.

Soy psicóloga y la verdad es que en la Facultad no me enseñaron nada sobre los déficit de atención; así que me sentía muy perdida cuando venían padres a pedirme evaluaciones y tratamiento para sus hijos. Durante tres años fuí dando palos de ciego, hasta que encontré un curso extraordinario en el que aprendí muchísimo sobre los TDAs. Lo más importante es que no hay que ver el TDAH como una enfermedad ni como una discapacidad, sino como una diferencia. Ahora enseño a niños y adolescentes a conocerse a sí mismos, a aceptarse como son y a aprender habilidades para desenvolverse con éxito en la vida. Nunca agradeceré lo suficiente a este sitio web que me ayudara a encontrar esta formación.

Yo vivo en Lima-Perú y asisti al Curso que impartió el Prof. Manuel García en el Consorcio de Colegios Católicos hace varios años. Me sorprendió todo lo que expuso sobre el TDAH, puesto que era muy novedoso y diferente a lo que se enseñaba en el Perú. Desde entonces, con su supervisión por internet, he ido incorporando sus métodos e instrumentos y la eficacia de los mismos ha hecho que muchas familias confíen en mi para ayudar a sus hijos.